Doña Amparo

Era conocida por su papel de Sole en la serie 7 Vidas y lo hizo durante 7 años, con un éxito absoluto. No es fácil hacer reír semana tras semana durante tanto tiempo sin caer en la chabacanería, al contrario siempre fue una actriz distinguida gracias a su espíritu alegre, fino y sobre todo elegante y no falto de una educada ironía propia de las personas inteligentes y cultivadas.

Antes de su merecidísima fama televisiva hizo sus pinitos en el cine, pero donde realmente destacó fue en el teatro debutando en el Windsor de Barcelona sustituyendo a Amparo Soler Leal y dirigida, por el maestro dentro y fuera de las tablas, Adolfo Marsillach, en El Burlador de Sevilla y convidado de piedra en 1957.

Aunque donde auténticamente hizo su carrera fue en Madrid, tierra de conventos y de corralas después reconvertidas en teatros. En los 80 no era fácil, teniendo alguna inquietud, abstraerse a la oferta cómica y dramática de la Villa y Corte.

En 1981 participó como protagonista en el Teatro Infanta Isabel en las representaciones de Los habitantes de la Casa deshabitada de Enrique Jardiel Poncela, dirigida por Gustavo Pérez Puig, compartiendo escenario entre otros con el entrañable, irrepetible e inolvidable Antonio Garisa.

Una localidad de gallinero no es la más adecuada para apreciar los matices de una interpretación, pera la suya y la del citado Garisa fueron tan extraordinarias, hicieron tanto reir, que un grupo de estudiantes de Magisterio se inspiraron en ellos para hacer una adaptación de la obra de Poncela, intitulándola La Casa fantasmagórica. Nunca les dimos las gracias, ha llegado el momento de hacerlo con esta modesta glosa.

Amparó Baró se nos ha marchado, se nos ha ido probablemente de gira, será la última,  y lo ha hecho con elegancia, sin hacer ruido. Nunca quiso que nada cambiara su gesto y mucho menos su preciosa sonrisa. No lo hagamos nosotros.

Hasta siempre Doña Amparo!

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Un comentario

  1. Una de las damas de nuestro teatro, habitual en aquellas novelas que emitia Televisión española en la primera mitad de los 70 en la sobremesa, y donde muchos descubrimos a los clásicos no sólo españoles sino también extranjeros. Descanse en paz.

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